11 de agosto de 2016

Terrorismo en París: todas las víctimas son iguales.


Por Mónica Becerra
Especial desde París 

Antes de abordar el avión que me llevaría a París, pasé por los controles del aeropuerto en Madrid. La alarma sonó, entonces frotaron sobre la palma y dorso de mis manos un papel rectangular, que después introdujeron en una máquina y dio negativo. Era el control de drogas y antiexplosivos. Son las 9 p.m y tengo que llegar al distrito 16 de París. Hay fila. Revisan pasaportes y si la policía lo requiere, también las maletas. Muchos musulmanes y árabes, han hecho fila al lado derecho. Como están las cosas, son los primeros a los que apartan, les hacen abrir las maletas, revisan pasaportes y documento de identificación. 
En la oficina del Charles De Gaulle, hay una señora con hiyab, el cual permite que se vea el rostro. Sentada en una silla de plástico, impaciente, mueve sus pies y aprieta las manos. Se ve incómoda con las miradas de los que esperamos ser revisados en las filas. Cuando han pasado los árabes y musulmanes, los policías de la terminal 3, se apartan y nos dejan seguir. ¿A ellos qué les garantiza que los demás no sean terroristas?

El viernes hice mi primer contacto con la Plaza de la República. Un sitio que no había visitado antes. Es un lugar que tiene muchos bares, restaurantes y panaderías a su alrededor. En la mitad hay una escultura principal que simboliza los derechos del hombre, acompañada de 6 figuras que representan valores y hechos históricos del país, que hasta el 14 de noviembre estuvo impoluta. Hoy, es un camposanto, un espacio en el que los parisinos sin importar quien hayas sido, vienen a encender una vela, a dejar una rosa, un cartel con mensajes de reconciliación, porque han asesinado a 130 personas. Desde ese día han surgido iniciativas espontáneas de los ciudadanos por tratar de recomponer la tranquilidad de la que siempre han gozado. 



El sábado y el domingo asistí a muchas manifestaciones de afecto hacia quienes habían perdido un familiar ese viernes 13. Fue inevitable no sentir tristeza y rabia por todo lo que conlleva que personas inocentes mueran sin razón. El silencio solo era interrumpido por los músicos. También me encontré con personas que regalaban abrazos, y, confieso que es algo que nunca me atrevería a hacer, aunque provenga de una cultura más cariñosa.

Mientras veía todos esos actos simbólicos, no pude evitar preguntarme muchas cosas y recordar esa discusión que generó el filtro de facebook con la bandera francesa. Se dividió entre quienes condenaban a los que usaron el filtro y quienes pedían tener en cuenta otros muertos. Eso desencadenó debates con los que estoy de acuerdo. Entiendo a quienes se ofuscan porque muchos colombianos han demostrado solidaridad con los franceses, pero eso no los hace indolentes, y el filtro en la foto en la red social no se puede tomar como un apoyo incondicional a las políticas de Hollande. Quien lo hace desconoce que las personas creen en los acontecimientos según el conocimiento que tengan. No podemos ser radicales. Es curioso cómo la gente adopta la representación virtual como la realidad.
Hubo quien solicitó un filtro de la bandera colombiana. Más que un filtro somos humanos, y a mí me duelen los muertos colombianos, los del resto del mundo, nadie merece morir acribillado sin mediar palabra. Nadie. Siempre piensen: ¿qué tanto sabe el otro? Si se dan cuenta que no sabe lo suficiente, explíquenle. Los gobernantes ya nos tienen bastante jodidos con sus movimientos estratégicos, como para no ser más inteligentes e intentar llevarnos bien entre nosotros. Ya somos producto de los daños colaterales.
Diciembre 04-2015



¿Quién protege al inmigrante colombiano? Primera parte

Por Mónica Becerra 
Especial para Hechoencali.com desde España
Hace poco veíamos en noticieros imágenes de colombianos expulsados de Venezuela, cargando las pertenencias que podían sostener sus brazos para no perder el equilibrio mientras cruzaban un río, una imagen bíblica, profética. Luego el mundo se desvaneció frente a otra imagen: esta vez la de Aylan Kurdi, el niño sirio de 3 años que apareció sin vida en una de las playas turísticas de Turquía, como consecuencia del exilio iniciado por su padre y que no llegó a feliz término. El tema de la inmigración por diferentes razones es un drama permanente. 
El éxodo ha sido parte de la historia humana, es una marca genética, pero el progreso y desarrollo de la sociedad supone que podamos establecernos para continuar con nuestras vidas sin zozobra, aunque muchos no lo consiguen y se vuelven nómadas.
Colombia no es ajeno a ello pues es el país suramericano con más emigrantes. España se queda con el 21% del porcentaje global y el segundo después de Alemania, con un 14% en la Unión Europea. Ricardo Marín, desde hace 15 años, es uno de ellos. No le gusta hablar sobre su pasado, insiste en que lo importante es la lucha que tiene ahora con las entidades que en septiembre de 2012, prometieron un retorno productivo a 300 colombianos residentes en 5 comunidades autónomas de España: Madrid, Cataluña, Valencia, Andalucía y Castilla - La Mancha.
El encuentro con Ricardo
Estoy en Barcelona. He viajado para encontrarme con Ricardo Marín. Hace calor, el pronóstico es que hoy batiremos record de temperaturas en España. Nos hemos citado frente al teatro Liceu, como prefacio a la odisea que me va contar. Una historia que para muchos es una lucha perdida, para él, su razón de vida.
Ricardo es de tez trigueña, delgado, se ve tranquilo y reservado pero cuando le preguntas lo que piensa de retornar a Colombia, sus pupilas se dilatan, y es como si en su interior todas las palabras quisieran salir volando por su boca. Empieza a hablar, mueve sus manos, junta el ceño, sonríe con ironía, inclina su cabeza. Le pido que pare, que necesito un momento, que tantas cosas a la vez me van a enredar y él lo reconoce. Buscamos un bar, pedimos dos cervezas con limón para humedecer la garganta e iniciar el relato.
Se sienta cruzando las piernas y recuesta su espalda sobre una silla metálica. Deja el antebrazo derecho sobre la mesa. "En septiembre de 2012 seleccionaron 300 personas. Era un programa piloto y si daba buenos resultados, repetirían la fórmula en países donde hubiese colombianos. Llegaron con una comitiva enorme en cada una de las comunidades españolas escogidas. Expusieron un programa en el cual nos obligaban a realizar un curso con la fundación Incyde que aportó 800.000 millones para el proyecto. El Gobierno colombiano 1000.000 millones de pesos. Pero nunca, y en esto quiero ser muy enfático, nunca informaron que para poder financiar un proyecto en Colombia a través del Fondo Emprender se requería ser profesional, técnico, o tecnólogo."
Mónica Becerra: ¿Cuáles eran los requisitos?
Ricardo Marín: "Resulta que ellos firmaron el acuerdo el 1 de agosto de 2012."
MB: ¿Cambiaron los requisitos a finales de ese año?
RM: "No. El 31 de julio de 2012 salió la Ley 1565, que es la ley de retorno. Desde el 2011, el Sena había hecho un acuerdo con Incyde, llamado acuerdo marco, pero los convenios marco no son de cumplimiento obligatorio. Son sencillamente acuerdos que se hacen y cuando las circunstancias lo permiten, se ejecutan. Un ejemplo claro es la homologación de títulos, hace 5 años existía y apenas se ejecutó en 2014."
Ricardo hizo parte de ese programa en Madrid. Las clases virtuales con el Sena empezaron en Octubre de 2012. Cuando vio el monto de inversión, le inquietó que fueran 1.800.000 millones de pesos para 300 personas. A cada persona le tocaban 6 millones, y presentaron proyectos que costaban 180 millones de pesos. "Investigué y me dicen que solo se aprobarían 150 proyectos, tampoco me salían las cuentas, eran 12 millones por persona. Con eso no se monta un negocio legalmente."
Él tuvo una empresa de artes gráficas durante la burbuja inmobiliaria en Colombia y por siete años trabajó por su cuenta. Cuando llegó la crisis los clientes dejaron de pagar y debía abonar créditos bancarios que no pudo asumir. Quebró y se marchó a San Cristóbal, Venezuela. Ahí estuvo durante dos meses trabajando con un amigo en una convertidora de papel. Esa experiencia le decía que el capital ofrecido en el proyecto de retorno productivo no podía ser correcto.
MB: ¿Qué pasó con los requisitos y la gente inscrita?
RM: "Seguimos con el proyecto asistiendo a las clases del Sena, pero como ya era diciembre, se iban de vacaciones desde el 16 de ese mes hasta febrero. Nos quedamos solos, no hubo asesoría, nada. Envié una carta para saber qué pasaba. Mi tutor remite un correo en el que me pide mi certificado como profesional, técnico, tecnólogo e incluso diplomas de postgrado o doctorado para continuar con el proceso del retorno productivo".
Los tropiezos comienzan para un hombre cuya biografía es fácil de transcribir. Ricardo solo terminó su bachillerato. En el 84 presté servicio militar, y durante esos dos años fue asistente judicial. Estudió 3 semestres de administración en la Universidad Central. Dejó la carrera. Cuando todo parece claro, llega a una conclusión: "prefiero ser un ignorante con plata, que un profesional varado". Luego vino el arrepentimiento. Viaja a Venezuela. Sigue a España. Sufre. Respira. Continúa. Trabaja en lo que sea. Respira. Vuelve a estudiar.
Aparecen los inconvenientes. La gente se desilusiona. Ricardo les anima. Inicia el intercambio epistolar en busca de soluciones. Todo se complica. Es informado de que no podían acceder. Se enteran de esto faltando 15 días para terminar el curso sobre formación empresarial, el cual tenía una duración de 3 meses. "Para entender lo que estaba pasando pedimos una cita con Lucy Osorno, cónsul de Colombia en España pero no asistió. Los que trabajaban ahí, nos dieron respuestas prefabricadas y diplomáticas. Que no se podía hacer nada, que lo sentían mucho pero para poder acceder al fondo emprender bla, bla, bla. En ese momento me sentí engañado, todo esto se volvió algo personal" dice Ricardo. 
Así fue. En Febrero de 2013, luego de renunciar a su trabajo para dedicarse a estudiar en el Sena y ante la desilusión de saber que le exigían requisitos que no cumplía, viajó a Colombia. Ahí buscó apoyo y difusión en medios nacionales. Con algunos tuvo suerte, con otros terminó en pelea porque hicieron lo que hacen siempre: vender pornomiseria y no contextualizar las historias. 
En su trasegar apareció el político Jaime Buenahora quien se comprometió a ayudarles a revisar los requisitos y así poder seguir con el proceso, pero al final no les ayudó mucho. "Como buen político tradicional, no quería enemistades" dice Marín entre risas.
"El reglamento decía también que uno debía haber realizado un curso en el Sena en los últimos 5 años, muchos de nosotros llevamos 14, 10, 8 años en España. Quitaron ese requisito. Pero anexar los títulos de técnico, tecnólogo o universitario seguía siendo una traba para nosotros."
Saca de su bolsillo una cajetilla de cigarrillos. Escoge uno y lo enciende. Adquiere ese aspecto bohemio. El humo que sale de su boca danza con el viento y se disuelve rápidamente. Creo que lo que queremos los seres humanos es todo lo contrario, buscamos perdurar de alguna manera en este mundo
El lenguaje de leyes es complejo. Es como una telaraña, existe ante nosotros, pero no lo comprendemos. Y es lo que pasa en este caso. Se redactó la Ley 789 de 2002, luego la Ley 1465 de2011, después se hizo el acuerdo 0007 de 2011, en Julio de 2012 firmaron la Ley 1565 y de ahí se desprende el acuerdo 0010 de 2013. Al final, todas demuestran el abandono sociopolítico al que están sometidos los emigrantes. "Leyes paupérrimas, eso son Mónica" dice Ricardo.
MB: ¿Cuál es el problema?
RM: "El problema de las leyes de ahora es que son propositivas, no impositivas. A ti te puedo proponer algo y queda a tu libertad si aceptas o no. En las leyes tiene que decir: El Ministerio de Relaciones Exteriores hará. Ahí empezamos con la Ley 1465, que se divide en dos: El 40 % trata los principios en que debe fundamentarse la comisión para aplicar esa ley, son conceptos morales, no judiciales. Las proposiciones, lo que podrá hacer la comisión."
"A nadie se obligar a hacer nada. Se incumple algo que se ordena que se haga. Habla de una reglamentación del artículo 6, para ayudar al retornado en casos especiales, que ellos determinan. ¿Cómo determinan ellos un caso especial?"
MB: La Ley 1565 de 2012 ¿tiene esas características?
RM: "Es la peor ley que han hecho para los inmigrantes, presentado por Jaime Buenahora. Habla de acompañamiento e incentivos. Siempre he dicho que el acompañamiento es un ´pajazo mental´. Es una forma de decirte: ´vete que hay cosas buenas allá, pero para poder acogerte a esas cosas buenas, tienes y debes empezar un proceso, que por tu condición muchas veces no puedes llevar a cabo´. Más del 80% de los retornados no cuentan con la preparación académica que exigen las leyes. De todo te enteras cuando estás en tu país".
Da la última calada a su cigarrillo. Lo apaga. Su antebrazo derecho regresa a la mesa. Con el índice y el dedo corazón imita el galope de un caballo. Respira hondo. "¿Sabe que me pasó esta semana? Un partido con el que nunca había hablado, el Centro Democrático, se ofreció para presentar este proyecto al Congreso. Mi ideología importa un carajo en ese momento. ¿Qué hubiera hecho usted?"
MB: ¿Lo ve usted como una estrategia política?
RM: "Quizás, pero ¿por qué no lo hicieron otros partidos?, aquellos que he buscado. En este momento, ya no me importa quien lo haga, sino que se haga".
MB: ¿Ha pedido ayuda o asesoría a alguna ONG?
RM: "No, yo no comulgo con estas entidades. Para mí son otros antros de corrupción, como saben lo que pienso, no me llama ninguna. Sin subvención no se mueven. Ellos quieren podar el problema no erradicarlo porque se les acaba la ´tetica´. Hacen un poquito y lo magnifican para seguir obteniendo recursos."
MB: ¿Usted tiene alguna asociación o grupo en el que socialice este problema?
RM: "He estado en reuniones infinidad de veces, en Colombia incluso. Pero la gente ahora está dispersa. En Junio hice un evento pero la asistencia fue escasa. No hablo solamente del retorno e inmigración, también de las pensiones, del coste del pasaporte, de lo que cubren los seguros de vida donde no se incluye la repatriación del cuerpo como tal, sino de las cenizas. Sé que son temas densos y a muchos les pueden parecer aburridos. Alguien debe compartir toda la información. He creado una página en Facebook y tengo una página web que a los diseñadores les parece fea. No tengo dinero para pagarle a un profesional."  
MB: ¿A qué se dedica actualmente?
RM: "Mónica, no tengo trabajo hace mucho tiempo. La gente que me conoce y entiende lo que hago, me ayuda con 20 o 30 euritos porque saben lo que es esto. Por esa gente es que yo peleo. Lo que si te puedo decir es que después de más dos años de estar golpeando puertas, y enviando derechos de petición al congreso, se han conseguido algunas cosas. Es la satisfacción de que no necesito tener un cargo público o dinero para conseguir lo que quiero."
La despedida
Pedimos la cuenta. Lo acompaño a la boca del metro y se despide con una advertencia: "Espero que todo esto sirva para algo". Me da un abrazo. Camina hacia ese hueco que le conducirá al tren que lo llevará a su casa en Barcelona. Supongo que pensará en las alternativas que le quedan antes de regresar a Colombia si no consigue trabajo en los próximos meses.
Creo que así será. Cuando emigras es como irse a vivir a la tierra de nadie. Uno en ese lugar no es lo que era y si retornas, tampoco lo serás. Es como cuando los árboles pierden las hojas en cada estación. Algunos tienen el privilegio de ser perennes, otros, simplemente estamos donde podamos sostenernos.
Noviembre 4-2015

El Foro Nacional y las historias de las víctimas

Por Mónica Becerra
Escucho las historias de las víctimas y tengo mil sensaciones. Me siento cínica al pensar, menos mal no he vivido esto, doy gracias a Dios, pero luego quiero coger todo lo que siento y lo arrugaría como si fuera una hoja de papel. Es impresionante, macabro y cruel lo que han vivido miles de personas debido al conflicto armado que existe hace más de cincuenta años en este país.
Fotos: Mónica Becerra

 

Historias como la del profesor Moncayo, víctima reconocida en este lugar, hablar con él es fácil. Siempre amable, sonriente, dicharachero. Me acerco para saludarlo y termina pidiendo que nos tomen una foto, accedo. Muchas personas lo abordan y le cuentan sus historias, él los escucha, intenta conciliar, encontrar respuestas, aunque haya casos que se salen de sus manos.
Blanca, una señora de ojos azules, cabello blanco y mediana estatura quiere él le explique qué ha pasado con el caso de su hijo. Fue secuestrado por las Farc hace 26 años y desde entonces no sabe nada. La señora se va enojada porque no obtiene la respuesta que quiere. Está cansada de los conductos regulares. Moncayo, nos mira y sonríe: "Quisiera poder resolverle todas las preguntas pero no lo sé, a veces las personas argumentan que al menos yo sé dónde está mi hijo, pero no ven más allá de lo que ha pasado con Pablo Emilio, grabe si quiere lo que le voy a contar porque nada ha sido fácil. Pablo Emilio no quiere comer en platos, come en una coca para perros", solloza.

"Tampoco duerme en una cama o se sienta en un comedor, ¿usted cómo cree que me siento al ver que mi hijo volvió así? Hace poco aceptó que compráramos un sofá cama y sentí mucha alegría" Es evidente que el proceso de integración es difícil para alguien que estuvo apartado de la cotidianidad durante 13 años. El profesor Moncayo, no pierde la sonrisa, cree en todos los procesos que permitan el encuentro de las víctimas para reconocerse y acompañarse.

El relato de Martha Sofía Lugo es igual de conmovedor "el 20 de Noviembre de 2013, un día muy lluvioso a mi hijo menor lo mataron con 5 tiros. Superar su muerte es imposible, es un dolor que me va a acompañar toda la vida pero pertenecer a la mesa de Derechos humanos de Ibagué ha servido para que yo no me muera. Cuando llego a mi casa lo veo sentado en el computador, en la cocina, porque él era quien me guardaba cuando cocinaba. Mis otros hijos viven fueran del país y cuando haya agotado todo los procesos que tengo que realizar en Colombia, también me iré. Para mi nada es igual"

El foro avanza en medio de un ambiente de expectativa. Hay incertidumbres y surgen muchas preguntas por parte de las personas que han sufrido por el conflicto armado ¿quénes, finalmente, irán a La Habana? ¿Qué voces y qué propuestas se discutirán en la mesa? Pese que a todos los participantes coinciden en que eventos como el Foro Nacional de Víctimas sirven para visibilizar y reconocer a cada víctima y asegurar su participación en la construcción de un nuevo país, les preocupa que en en la etapa definitiva de las negociaciones, sus voces no sean plenamente escuchadas. 
04/08/2014

27 de octubre de 2014

Auki, un guerrero Yanakona

Por Mónica Becerra
-1,2,3 ¡tas, tas, tas!. Grita mientras tiene levantado su brazo derecho. Da media vuelta. 
El centenar de personas que lo acompaña en ese círculo que a veces se queda pequeño y buscan un espacio fuera de él, también giran. Sus rostros evidencian dos horas de baile intenso y continuo, mejillas rosadas, gotas de sudor bajan despacio a través de sus facciones

Informalidad en Colombia. El drama de los contratos temporales

Luis es uno de esos colombianos que llegan a una edad en la que muchas empresas deciden prescindir de sus servicios. Con 53 años él es una persona activa y saludable para desempeñar una labor en cualquier lugar de trabajo. Hoy su situación es otra. Después de trabajar 14 años, hace tres meses fue despedido. Empezó a trabajar en el año 2000 en una cacharrería de la calle 8ª en el centro de Cali. Durante 4 años su contrato fue con la empresa, luego pasó a ser parte de una cooperativa a la cual estuvo vinculado 6 años, después su jefe le hizo contratación directa con renovación anual por un lapso de 4 años más. Hasta el 15 de febrero de este año hizo parte de la nómina. Su despido no fue justificado.

Informalidad laboral, más que una cifra.



Cuando usted escucha el término informalidad, inmediatamente viene a su cabeza aquella persona que vende minutos de celular en la calle, o aquel vecino que tiene un puesto de arepas en el garaje de su casa. Tiene razón, aunque seguro olvida que la informalidad no es solamente estar al margen de un contrato laboral que lo vincule a una empresa.

13 de mayo de 2014

28 de abril de 2014

El MIO, más que un problema de movilidad.

Mala planificación, desacuerdos, postergaciones y malversación es lo que ha rondado durante años el hecho de que los caleños no tengamos un buen sistema de transporte.

 Foto: Mónica Becerra
Hace cinco años, Cali inició el camino hacia lo que sería la revolución del transporte público en la ciudad: el Masivo Integrado de Occidente (MIO), iba a ser la solución al problema de movilidad de los caleños. Y aunque no fue la primera opción, tampoco ha sido la mejor, en 2001 se gastaron 5 mil millones de pesos en un estudio de factibilidad para conocer si la Sultana del Valle podía construir el Metro, al final el análisis no sirvió para nada porque nos quedamos sin Metro, la administración y el gobierno tiraron esa plata de los contribuyentes por la borda. Ver enlace

28 de mayo de 2013

Sobreviviendo a dos crisis

Su nieto se asomó al balcón que está en segundo piso de la casa de cuatro plantas, le pido que llame a su abuelo y le diga que ya he llegado. Las campanas del pueblo repican para indicar que son las 4 p.m., pego la oreja a la puerta e intento capturar algún sonido, *Federico no baja rápido y me preocupa. Antes habíamos hablado por teléfono para concretar la cita, ya me había dejado entrever que la idea de contar parte de su vida no le hacía mucha gracia.
Hace buen clima, el sol rellena los pasillos de aquella calle, algunas casas hacen sombra y el viento es frio, es primavera. *Federico abra la puerta, se para en el filo del portal, mete las manos en los bolsillos de su chaqueta color camel, alza los hombros, me mira y tuerce la boca. Me temo lo peor. “Mónica, se acuerda que yo le había dicho a usted que yo no estaba muy convencido”.